Y os preguntaréis el porque de esta afirmación tan rotunda por mi parte, y creerme cuando os digo que es totalmente cierto si se trata de cambiar de una manera sencilla y drástica la decoración de un espacio.
Tanto si hablamos de empapelar una habitación por completo, como si nos centramos en la pared principal de la misma, el cambio es radical y básicamente sencillo si eres un poco manitas y las paredes de esa estancia no están todo lo "lisas" que deberían.
Y seguro que pensaréis es mucho más fácil comprar una pintura y cubrirla con ella y así acabar de un plumazo con el problema, pero estáis totalmente equivocados. Y lo digo por propia experiencia. Se puede decir que mi casa que data de 1885 puesto que está ubicada en la zona más antigua del Madrid de los Austrias, las paredes de toda ella, al haber pasado por distintas manos y no precisamente a través profesionales, implicaban que en su mayoría tuvieran ciertos desperfectos que a pesar de taparlos con resinas nunca llegaran a estar todo lo lisas que deberían para recibir una mano de pintura y ocultar todos esos pequeños desperfectos que unos neófitos en el tema como éramos nosotros entonces, nunca hubieran podido conseguir con un par de manitas de pintura. Los papeles pintados son perfectos para solucionar ese problema, además de elegantes y rompedores, ocultan todas esas pequeñas imperfecciones y consiguen ese aspecto semi-profesional que buscas.
Además existen auténticas maravillas que decoran por si mismas y que, en muchas ocasiones, sirven incluso para guiarnos a la hora de introducir ciertas piezas decorativas o muebles en cada estancia, si es que aún no los tienes elegidos, aportando pautas decorativas y que sacan tu aspecto más creativo y por lo tanto, tu ambiente más personalizado.
Ahora mismo hay cientos de empresas dedicadas a la venta de ellos y, aunque de alguna manera este tipo de papeles vinílicos nos retrotraigan a las casas de nuestra infancia en la que papeles llenos de flores o con dibujos pop inundaron en los años 40, 50 y 60 muchas de ellas, en estos momentos ya no tienen absolutamente nada que ver con aquellas reliquias, y tanto en belleza como en calidad, pueden cubrir las paredes de las viviendas más increíbles que podamos suponer.
Hoy en día hay tanto abanico de posibilidades para usarlos en nuestras casas, que sería casi un pecado no darles una oportunidad en nuestro salón, dormitorio, hall, despachito, la habitación de nuestros hijos e incluso un baño pequeño que no vaya a tener que soportar excesos de humedades.
¿Queréis ver ejemplos? Pues no os perdáis las siguientes imágenes porque seguro, seguro, os van a encantar :)