No sé a vosotros, pero a mi una de las cosas que más me gustan y me crean interés cuando me invitan a comer a algún sarao o evento, es disfrutar de la disposición y la decoración de las mesas, igualmente por supuesto y como es lógico, del menú que nos van a ofrecer. Para mi es todo un arte en el que además de conseguir que los comensales se encuentren cómodos en el ágape, estás prácticamente obligado a sorprenderlos con un toque de ingenio que despierte la admiración y la envidia sana de los que van a disfrutar del momento ↩
Con la proliferación de las empresas de catering y las wedding planner que se encargan de conseguir que cada evento sea todo un espectáculo lleno de inspiración y originalidad que deje un gusto agradable e inolvidable en los recuerdos de los invitados, hemos llegado a un punto de perfección tal que cada detalle, cada fragmento que compone el ágape en su totalidad, se sincronice en nuestros cerebros para que ese recuerdo sea único e irrepetible para los invitados ☜
Uno de esos detalles que siempre me llaman la atención y que no por ser algo básico, deja de ser importante, es la presentación de los cubiertos en la mesa. Ese detalle que por regla general se hila y hace un tándem perfecto con la servilleta, tiene una cantidad de exposiciones y formas, que siempre me sorprende según la creatividad del profesional que decide su composición ☟
Revista AD